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4 jóvenes hebreos en Babilonia

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El libro del profeta Daniel

“… ¡quienes cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego!”
Hebreos. 11:33, 34
 
Capítulo 1:1-7                Cuatro jóvenes hebreos en Babilonia

1.  En el año tercero del reinado de Joacim, rey de Judá, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jerusalén y la sitió. 
2.  Y el Señor entregó en sus manos a Joacim, rey de Judá, y algunos de los utensilios de la casa de Dios; los llevó a la tierra de Sinar, a la casa de su dios, colocando los utensilios en la casa del tesoro de su dios. 
3.  Entonces el rey mandó a Aspenaz, jefe de sus oficiales, que trajera de los hijos de Israel a algunos de la familia real y de los nobles, 
4.  jóvenes en quienes no hubiera defecto alguno, de buen parecer, inteligentes en toda rama del saber, dotados de entendimiento y habilidad para discernir y que tuvieran la capacidad para servir en el palacio del rey; y le mandó que les enseñara la escritura y la lengua de los caldeos. 
5.  El rey les asignó una ración diaria de los manjares del rey y del vino que él bebía, y mandó que los educaran por tres años, al cabo de los cuales entrarían al servicio del rey. 
6.  Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. 
7.  Y el jefe de los oficiales les puso nuevos nombres: a Daniel le puso Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. 

Lo primero que aprendemos al leer el primer capítulo del libro de Daniel es que:

1) La Biblia armoniza con los eventos de la historia humana. Nos habla de gobernantes, naciones y movimientos, mundialmente reconocidos como históricos, y nos habla con exactitud de las fechas en las cuales tomaron lugar. Babilonia jugó un papel muy importante en la Biblia. Su historia empieza en el libro de Génesis y termina en Apocalipsis. En este estudio, nos adentramos en el tiempo en el que este imperio había alcanzado su gloria. En el versículo 1, vemos una de las conquistas del emperador Nabucodonosor II, hijo de Nabopolasar, quien destruyó el imperio asirio, convirtiendo Babilonia en una potencia mundial. Cuando Daniel y sus compañeros llegaron allí, dominaba todo el Medio Este.

2) Israel siempre ha estado involucrado, de una u otra manera, con estas fuerzas predominantes. El Omnipotente Dios, que habló y dio existencia al universo, eligió ser el Rey divino de una nación relativamente pequeña. Sin embargo, este pueblo nunca fue algo insignificante, ni tampoco lo es ahora, dentro del gran escenario mundial.


Durante el tiempo en el que los faraones egipcios gobernaban el mundo, un joven esclavo hebreo, llamado José, fue hecho gobernador y el segundo por debajo del mismo rey. Muchos años después, Egipto tomaría como esclavos a los de la nación étnica de José, pero su Dios, Jehová, les libraría de forma sobrenatural. Como resultado, Él sería conocido y temido por todas las naciones. Siglos después, Asiria asumió el poder y conquistó a diez de las tribus de Israel en sus territorios del norte. Después, Babilonia venció a Asiria e invadió Judá, al sur de Israel.

Este acontecimiento nos lleva al tiempo de Daniel, en el que él profetiza acerca de otras grandes naciones con las cuales Israel iba a tener que ver en el futuro, que son: Persia, Grecia y Roma. Pero Daniel nos dirá aún más…, su palabra alcanzará a este siglo XXI y nos hablará del imperio más perverso de todos, el cual dominará la tierra en los últimos tiempos. Dios, por medio de la debilidad de un pequeño país, revelará Su poder al mundo entero. Ésta es siempre la manera en la que Él manifiesta Su gloria.  

La mayoría de los lectores, probablemente sabrá que Israel, casi desde sus comienzos, fue dividido en dos naciones: Israel al norte y Judá al sur. Ya hemos mencionado que el reino del norte fue vencido por Asiria, dejando de ser una nación. Esto causó que Judá asumiera el papel del pueblo de Dios, y su sucesión de reyes continuó con Ezequías.

Al acercarnos al fin de este reino, hubo cierta confusión sobre quién sería el rey. Los judíos prefirieron a Joacaz, hijo del anterior rey, Josías, sobre su hermano mayor, Eliaquim. Sin embargo, el rey de Egipto destronó a Joacaz y Eliaquim tomó su lugar.

Eliaquim fue un idolatra que a su vez practicó el sacrificio de niños, y la nación le siguió. Persiguió a los profetas, quemó la primera copia de las profecías de Jeremías y le encarceló. En los momentos más oscuros de la historia de Judá, el rey vivió lujosamente y opresionó a sus ciudadanos ¡Qué típico de la depravación humana es no responder al aviso de Señor, sino comer, beber y estar gozoso, frente a la muerte! Sin embargo, el principio divino dicta el resultado final, y ésta es la ley a la que toda
Piedras halladas en Babilonia con las fechas 595 a.C y 
570 a.C. Da una lista de raciones de aceite y cebada
entregada por las bodegas reales al rey Joaquín y los que
 estaban con él. Confirma la historia bíblica de como fue
 tratado en 2 Reyes 25:37. Joaquín fue liberado por el
 sucesor  de Nabucodonosor en el año 37 de su cautiverio.
persona sabia debe adherirse:
Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos” (Ap.13:10). Eliaquim fue asesinado en Jerusalén; su cadáver fue echado fuera de la ciudad y no fue sepultado (Jer.22:18,19,30). Pocos años después, su hijo Joaquín, de 18 años, fue llevado al cautiverio en Babilonia, donde pasó 37 años.

Eliaquim todavía vivía cuando Jerusalén fue sitiada; Nabucodonosor le ató y después le mató. Los 70 años de cautiverio, profetizados por Jeremías, empezaron cuando los primeros cautivos fueron llevados a Babilonia. Daniel vivió en el comienzo y final de estos 70 años.

Daniel sabia de la importancia de los eventos y por eso escribió sobre cómo Nabucodonosor se llevó los tesoros del templo de Jerusalén. El emperador era muy religioso y vio más que utensilios para añadir a su fortuna personal, para enriquecerse más o para mejorar la economía de su nación. Fueron pruebas que demostraban otra victoria de su dios, ahora sobre el Dios de Judá. Puso estos “trofeos” en la casa de los tesoros de su dios.

El dios principal de Babilonia era Bel o Baal. Otras dos importantes deidades eran Nebo, del cual Nabucodonosor recibió su nombre, y Astoret. En Apocalipsis, Babilonia es llamada “la madre de las rameras”, cuyo nombre habla del origen e influencia sobre la idolatría y religiones del mundo. Su religión existió desde el tiempo de la Torre de Babel y se esparció por todo el Medio Este hasta Fenicia (incluso Tiro, la ciudad de Jezabel, y Sidón) Caldea, Moab, Canaán y otras naciones. La religión de Babilonia fue culpable por la caída espiritual de Israel, vez tras vez, y siguió existiendo en el tiempo de los romanos, cuando Bel se convirtió en Júpiter, Nebo en Mercurio y Astoret en Venus. De alguna manera, podemos concluir que sigue existiendo hoy en día y seguirá hasta el tiempo del fin.

Por supuesto, Nabucodonosor ignoraba la disciplina del Señor sobre Su pueblo. De haberlo sabido, vería que más allá de cómo aparentaba la situación, no tenía por qué dar gloria a su dios. La mano soberana de Dios controlaba la situación totalmente: “El Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios”.

Nabucodonosor mandó a su eunuco principal, Aspenaz, que juntara a los jóvenes de la familia real, descendientes de David, y a otros de la nobleza. Obviamente, quiso que le sirvieran tanto en la parte religiosa como espiritual de su gobierno. Después podremos estudiar los propósitos altos y eternos de Dios.

El emperador buscaba sangre y preparación noble, jóvenes sin fallos ni defectos físicos, muchachos guapos, sumamente inteligentes, listos y educados en la lógica y el sentido común. El recurso más grande de una nación es su pueblo y, en aquellos jóvenes judíos, Nabucodonosor encontró más de lo que esperaba. Los judíos pensaban que Daniel era descendiente del rey Ezequías.

Los jóvenes fueron iniciados en un programa de tres años, en los cuales se les enseñó la literatura y lenguaje de los caldeos. Se les dieron nombres nuevos, derivados de los dioses babilónicos. El nombre de Daniel (Juez de Dios), fue Beltsasar (príncipe de Bel); Ananías (Gracia del Señor), fue Sadrac (Iluminado del Sol… también adorado); Misael, (¿Quién comparable a Dios?), fue Mesac, (de la diosa Shak); y Azarías, (El Señor es ayudador), fue Abed-nego, (Siervo de Nego o Nebo… el dios que los romanos llamaban Mercurio). Además de esto, también deberían acostumbrarse a una dieta caldea.

No necesito exagerar lo más mínimo para demostrar que los métodos utilizados por Nabucodonosor son los mismos que los utilizados para manipular a la gente en nuestros tiempos. Lo he observado incluso en la obra misionera, donde los nuevos conversos se ven forzados a conformarse a los prejuicios, mentalidad, estilo de música, elección de instrumentos y orden de culto de un misionero. Una señora nativa americana que conocí hace muchos años, había estado interna en una escuela misionera cuando era niña. Allí forzaban a los alumnos a hablar solamente inglés y se les castigaba físicamente si se les oía hablar en su lengua nativa. Nuestro hijo, Steve, cuando vivía en Alaska, me informó que los esquimales tenían que someterse a un trato semejante, por parte de los misioneros, hace solamente una generación atrás.

Antes de que Daniel y sus compañeros pudieran ser útiles para los planes de Nabucodonosor, tenían que pasar por el sistema babilónico de ser desprogramados y programados de nuevo; en términos sencillos, tenían que tener lavado el cerebro para poderles enseñar las costumbres y cultura babilónicas. Los nazis y los comunistas también se concentraban en la juventud, ignorando a los adultos. Permíteme avisar seriamente a los padres cristianos de que el sistema del mundo está enfocándose sagazmente en nuestros jóvenes y tras ello ¡están los poderes diabólicos del infierno! Hay maestros y profesores en los sistemas de capacitación mundana que están totalmente resueltos a adoctrinar a la juventud cristiana, hasta que adopten totalmente su mentalidad. 


Desde un punto de vista secular, estos adolescentes tuvieron una excelente oportunidad. Babilonia, en su día, era el mejor del mundo entero en cuanto a estudios de literatura y lenguaje. A estos jóvenes se les concedió una beca completa para ingresar en el nivel más alto de la “Universidad de Babilonia”. Sus mentes fueron cultivadas por los educadores más famosos de la tierra. También les ofrecieron la mejor comida y el vino más refinado. Tuvieron un estilo de vida lujoso y, finalmente, una importante posición oficial.

Esta es la clase de presión mundana y psicológica ejercida sobre los chicos y chicas cristianos en las instituciones de aprendizaje (escuelas) y universidades. Deben estar muy arraigados en los caminos de Dios y mantener una vigilancia constante por medio de Su palabra. ¡Es imperativo que sean cuidadosos y que no minimicen el peligro!

Muchos pierden su fe allí y otros testifican que su fe que llegado al borde del abismo. Ninguno de estos jóvenes hebreos, ni sus padres, hubieran elegido tal destino. No estaban en Babilonia para aprender una profesión o avanzar en una carrera. Dios, en Su plan soberano, les colocó allí para Sus propósitos eternos. Al ser así, Él también les dio la fuerza, no solamente para poder existir en tal ambiente, sino también para triunfar y a la vez influir a otros, en lugar de ser influidos. Hará lo mismo hoy para aquellos a los que Él llama a semejantes situaciones.


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