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Lowell Brueckner

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El Dios que habita con carne

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El libro del profeta Daniel

“… ¡quienes cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego!”
Hebreos. 11:33, 34


Capítulo 2:1-23                                 El Dios que habita con carne

1.  En el año segundo del reinado de Nabucodonosor, éste tuvo sueños, y se turbó su espíritu y no podía dormir. 
2.  Mandó llamar el rey a los magos, los encantadores, los hechiceros y a los caldeos, para que le explicaran al rey sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron ante el rey. 
3.  Y el rey les dijo: He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por el deseo de entender el sueño. 
4.  Y hablaron los caldeos al rey en arameo: ¡Oh rey, vive para siempre! Cuenta el sueño a tus siervos, y nosotros te declararemos la interpretación. 
5.  El rey respondió y dijo a los caldeos: Mis órdenes son firmes si no me dais a conocer el sueño y su interpretación, seréis descuartizados y vuestras casas serán reducidas a escombros.  
6.  Pero si me declaráis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí regalos, recompensas y grandes honores; por tanto, declaradme el sueño y su interpretación. 
7.  Respondieron ellos por segunda vez, y dijeron: Refiera el rey su sueño a sus siervos, y declararemos la interpretación. 
8.  Respondió el rey, y dijo: Ciertamente sé que queréis ganar tiempo, porque veis que mis órdenes son firmes,  
9.  que si no me declaráis el sueño, hay una sola sentencia para vosotros. Porque os habéis concertado para hablar delante de mí palabras falsas y perversas hasta que cambie la situación. Por tanto, decidme el sueño para que yo sepa que me podéis dar su interpretación. 
10.  Los caldeos respondieron al rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto al rey, puesto que ningún gran rey o gobernante jamás ha pedido cosa semejante a ningún mago, encantador o caldeo. 
12.  A causa de esto el rey se indignó y se enfureció en gran manera y mandó matar a todos los sabios de Babilonia. 

Este antiguo libro está bien ordenado. No esperaríamos menos de su Autor, el Espíritu Santo. El primer capítulo nos da el lugar donde acontece la historia, los personajes y la situación en la que se encontraban; ahora Dios tiene todo en su debido lugar. Él empieza a revelar al lector el contenido profético. Nabucodonosor compartió el trono por un tiempo con su anciano y enfermo padre, Nabopolasar, pero en el capítulo dos su padre ya está muerto y Nabucodonosor comienza el segundo año de su reinado exclusivo sobre el Imperio Babilónico. Para Daniel y sus compañeros es ya su quinto año de cautiverio.

El Señor está llevando a cabo sus planes de manera perfecta, ya designados desde antes de la fundación del mundo, y finalmente determinará el destino eterno de millones. Él invade la mente del emperador mientras duerme. A Dios no le asombra nada su majestad terrenal. Le ve como él es en verdad, solamente una criatura hecha del polvo de la tierra, pero, aun así, le ha puesto sobre un reino formidable, gobernando sobre multitud de naciones.

Dios le habla en el segundo año de su reinado. El sueño penetra hasta el centro de su ser e interrumpe su descanso; el mensaje merece tal reacción. Sin duda, este hombre ha sido educado conforme a la realeza, pero su entendimiento no alcanza a comprender la verdad celestial que le había sido presentada. Sin embargo, el gobierno babilónico tiene un Departamento de Asuntos Espirituales. Aunque su religión es errónea e idólatra, le daremos un poco de crédito por reconocer la importancia del mundo espiritual. Los sistemas ¨civilizados” y sofisticados del mundo occidental, en el día de hoy, han decaído a un nivel bastante pobre, demostrado por intentar encontrar respuestas y poder funcionar totalmente en la esfera material y física. La estupidez y arrogancia del hombre moderno ignoran la presencia y superioridad de espíritus, buenos y malos, sobre sus asuntos. Nabucodonosor llama a sus consejeros espirituales.

Al rey no le importa demostrarles sus sentimientos, relacionados al sueño: “Mi espíritu se ha turbado por el deseo de entender el sueño”. Con la respuesta de sus expertos: Refiera el rey su sueño a sus siervos, y declararemos la interpretación”, Daniel empieza a escribir en arameo. Él continua así hasta el 7:28, porque su tema, mayormente, tiene que ver con las naciones gentiles. Lo ha escrito para los exiliados judíos, pero también para los babilonios, y quizás aún para Nabucodonosor mismo. Es muy posible que los magos del tiempo de Jesús hubieran leído este libro.

El rey da a entender que su más alta prioridad es obtener una interpretación para su sueño. Nos puede parecer tiránico, pero el significado para él es un asunto de vida o muerte, y la verdad es que el mensaje lo merece, ya que viene del mismo trono de Dios. Él piensa que, si ellos no pueden cumplir con su obligación, entonces por qué mantenerles en su gobierno: “Si no me dais a conocer el sueño y su interpretación, seréis descuartizados y vuestras casas serán reducidas a escombros”. También promete galardones, recompensas y honor si pueden hacer lo que les pide.

La versión King James y otras en inglés, como también la Reina Valera 60, da a entender que al rey se le han olvidado los detalles del sueño. No estoy nada seguro de que tengan razón. La versión Biblia de las Américas que utilizaré para todo este estudio no sugiere tal cosa. Simplemente declara: “Mis órdenes son firmes”. El contenido deja claro que él está probando a estos oficiales. El rey quiere acabar con la especulación y recibir una respuesta genuina que esté por encima de la conjetura o juego de palabras.

Ellos pidieron dos veces a Nabucodonosor que les dijera el sueño y entonces le darían la interpretación. Pero esto es exactamente lo que él no quiere… seguramente ha tenido otras experiencias con hombres sutiles. Ciertamente sé que queréis ganar tiempo… Por tanto, decidme el sueño para que yo sepa que me podéis dar su interpretación”. Aun con la pena de la muerte delante, no pueden contestar, y no se ve ninguna posibilidad de que puedan hacerlo nunca. No tienen la capacidad para poder cumplir con tal orden.

Ellos acusan al rey de no ser justo, y así es, si juzgamos el asunto según la posición terrenal y humana: “Ningún gran rey o gobernante jamás ha pedido cosa semejante a ningún mago, encantador o caldeo”. Sin embargo, estos hombres pretenden poseer poderes superiores a los que son meramente mundanos. Nabucodonosor se enfurece terriblemente por el insulto y los oficiales ahora se encuentran más cerca de su exterminación.    

Antes de seguir adelante, quiero pedirte que contemplemos juntos las palabras finales de los consejeros espirituales de Babilonia: “No hay nadie que lo pueda declarar al rey sino los dioses cuya morada no está entre los hombres”. El cristianismo pone fin a tal presunción. Hay un Dios que mora entre los hombres, quién no solamente mora con ellos, sino que está en ellos. Es lo que reclaman los cristianos y también es lo que Cristo les prometió. ¿Estamos viviéndolo? Una clara demostración de la presencia de Dios morando entre nosotros, comprobaría que la anterior declaración de los caldeos es una falsedad. Ya hemos hecho referencia a lo que Jesús oró al Padre en el último capítulo (Jn.17:23). Diré otra vez, respecto a este punto, que el mundo espera ver la presencia sobrenatural del Cristo viviente en nosotros… “Yo en ellos, y tú en mí… para que el mundo sepa que tú me enviaste”. Como Nabucodonosor, ellos están esperando la realidad espiritual y una respuesta desde el cielo.

Las palabras de A. W. Tozer son demasiado verdaderas como para dejarnos tranquilos: “La iglesia ha perdido su testimonio. Ya no tiene algo que decir al mundo. Lo que hace tiempo fue un clamor seguro, ahora se ha desvanecido y ha cambiado en un susurro pesaroso. Ella, que hace tiempo salió a declarar, ahora sale a inquirir. Su declaración dogmática ha cambiado en una sugerencia respetuosa, una palabra de consejo religioso, dado para entender que, de todos modos, solamente está expresando una opinión y no intenta que suene intolerante. Sin embargo, lo que es el cristianismo puro, en lugar de ser formado por la cultura del mundo, en verdad está opuesto rotundamente a ella.”

13.  Y se publicó el decreto de que mataran a todos los sabios; buscaron también a Daniel y a sus amigos para matarlos. 
14.  Entonces Daniel habló con discreción y sensatez a Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia; 
15.  habló y dijo a Arioc, capitán del rey: ¿Por qué es tan riguroso el decreto del rey? Entonces Arioc informó a Daniel sobre el asunto. 
16.  Y Daniel fue a pedirle al rey que le diera tiempo para declarar la interpretación al rey. 
17.  Entonces Daniel fue a su casa e informó el asunto a sus amigos Ananías, Misael y Azarías, 
18.  para que pidieran misericordia del Dios del cielo acerca de este misterio, a fin de que no perecieran Daniel y sus amigos con el resto de los sabios de Babilonia. 
19.  Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión de noche. Daniel entonces bendijo al Dios del cielo. 
20.  Daniel habló, y dijo: Sea el nombre de Dios bendito por los siglos de los siglos, porque la sabiduría y el poder son de El. 
21.  El es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da sabiduría a los sabios, y conocimiento a los entendidos. 
22.  El es quien revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con El. 
23.  A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo, porque me has dado sabiduría y poder, y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido, pues el asunto del rey nos has dado a conocer. 

Si es verdad que Daniel era descendiente de Ezequías, aunque no fuera un heredero del trono, hubiera sido un maravilloso rey de Judá. Fue la única nación sobre la tierra que esperaba de su rey una dirección espiritual verdadera. Sin embargo, Dios reservó y alzó a Daniel a una posición más alta todavía, en la que su influencia podría ser útil mundialmente. Sí señor, la separación de su casa y familia, la deportación forzada a Babilonia, el hecho de que probablemente fuera hecho un eunuco, ¡solo fue un ascenso que vino desde el trono del cielo! Ser utilizado por Dios es el honor más grande en la tierra y a menudo demanda un precio muy alto. 

Dado que la vivienda de Daniel estaba cerca de la del emperador, el capitán de la guardia probablemente llegó primeramente allí. Aunque Daniel ya había sido reconocido por poseer una sabiduría extraordinaria, todavía no se había revelado su superioridad sobre todos los magos de Babilonia. También tenemos que tomar en cuenta su juventud, como una razón por la que no fue llamado delante del rey con el primer grupo. Fuera de aquellos, a quienes Nabucodonosor había ordenado presentarse en el palacio, puede que fuera el primero en oír la orden de muerte. Aunque el asunto era urgente, aparentemente, no era inmediato.

El joven Daniel con, aproximadamente, 20 años de edad, habló con “discreción y sensatez” a Arioc, un importante oficial del rey, que había servido muy cerca suyo y que también había sido su verdugo. Había algo único, que todos respetaban, en este joven. Él preguntó sobre la orden del rey y el capitán le dejó saber los detalles. Pudo tener una audiencia con el rey mismo y, aunque pidió que le diera más tiempo (el rey acusó a los caldeos de ganar tiempo), con su petición vino una seguridad de que pronto daría una respuesta. Logró posponer su ejecución. Por supuesto y, sobre todo, el rey quería saber la interpretación del sueño, desesperadamente.

Entonces Daniel volvió a su casa, donde vivía con sus tres compañeros, Ananías, Misael y Azarías. Después de que los discípulos del Señor estuvieran delante de los gobernantes, fueron a sus hermanos cristianos: “Cuando quedaron en libertad, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho” (Hch.4:23). En la hora de la necesidad los cristianos van a los suyos, sin buscar las respuestas del mundo. No había mucha gente piadosa a la cual Daniel pudiera recurrir en aquella ciudad extranjera, pero según el principio divino, no hacía falta que hubiera muchos. Dice: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt.18:20). En este caso eran cuatro. Jesús no habló de rango u oficio, así que la promesa era para todos los creyentes. La oración no se limita a un pueblo especial, sino que es la manera en la que todo el pueblo de Dios puede tener una audiencia con Él.

“Daniel fue a su casa e informó el asunto a sus amigos… para que pidieran misericordia del Dios del cielo acerca de este misterio”. Juntos buscaron a Dios y encontraron la respuesta a su oración. La reunión de oración es el fundamento de toda la cristiandad verdadera y refleja la humildad y dependencia del corazón cristiano. Ellos oraban porque su confianza estaba en Dios, no en sí mismos ni en el mundo alrededor. Leonard Ravenhill decía: “Los que están seguros de sí mismos no quieren orar, los autosuficientes no necesitan orar, y los que son justos en su propia opinión no pueden orar”. Estas son las razones por las cuales las reuniones de oración, en gran parte, han sido borradas del programa de la mayoría de las iglesias. Y por la misma razón, vemos muy poco de lo sobrenatural en nuestros tiempos.

Entonces el misterio fue revelado a Daniel”. Cuando Dios planea una obra especial, Él mueve a Su pueblo a la oración. Entonces, y no antes, contesta y empieza a moverse entre ellos. No existe ningún secreto complicado para poder obtener verdadero éxito espiritual; acontece como una contestación a un pueblo que ora. Debes saber, con toda seguridad, que nada de lo que ocurre fuera de la oración realmente prospera, no importa que tan bueno parezca ante el ojo humano.

Romanos 11:36 habla de un principio triangular: “Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén”. Dios envía un espíritu de oración desde el cielo (de Él), Su pueblo ora en el Espíritu Santo (por Él), y las alabanzas vuelven a Él (para Él). Pablo selló el principio con un amén, palabra que añade una autoridad absoluta, una confirmación y un cumplimento a las promesas celestiales de Dios. Todos los asuntos de Dios funcionan de esta manera.  Daniel entonces bendijo al Dios del cielo”. 

En este libro, tendremos el privilegio de leer las oraciones que Daniel expresó en el Espíritu Santo. Desde el versículo 20 hasta el 23, él ofrece una oración de alabanza. Una teología sólida es la base de la alabanza, y Daniel reveló la suya al orar. Oró que Su nombre, es decir, Sus atributos y carácter, deberían ser expresados y alabados por toda la eternidad. Él es la fuente de toda la fuerza mental y física de su pueblo; Él es el creador de los tiempos y sazones, y tiene la autoridad de cambiarlos según Su voluntad. Él es el soberano y exclusivo elector de las autoridades humanas; todos aquellos que poseen una sabiduría y conocimiento genuinos, lo han recibido de Él.

Sus verdaderos mensajeros predicarán misterios profundos, es decir, secretos espirituales, escondidos al mundo, pero revelados al pueblo de Dios. Daniel lo comprobará ante Nabucodonosor. Mientras el mundo está en tinieblas, Él las alumbra, y aunque el rey esconde su sueño de los más sabios de la tierra, no lo puede esconder de un Daniel alumbrado. “Dios es luz, y en El no hay tiniebla alguna” (1 Jn.1:5).

Él alaba, da las gracias y reconoce la obra de Dios en su propia vida. Esto le da gran gozo y satisfacción, sabiendo que ahora él recibe el apoyo del mismo Dios de sus padres. Daniel no ha olvidado a los guías espirituales de Israel, empezando con los patriarcas. Él puede meditar en toda la historia del Antiguo Testamento, y recibir ánimo para este tiempo de grandes pruebas. Su gran Dios le ha dado sabiduría y fuerza, no de forma natural, para que no pueda jactarse, sino directamente desde el trono del cielo, para que se gloríe sólo en el Señor, lo cual produce en él un “gozo inefable y lleno de gloria” legítimo, como dijo Pedro, el apóstol inspirado (1 P.1:8).

El Señor, específicamente, ha contestado esta oración propia. El Dios de Daniel es el Dios personal, quien inclina su oído hacia cada palabra expresada por Su pueblo que, literalmente, recibe la respuesta por lo que ha orado. Dios revela a Daniel el sueño del rey y su interpretación, mientras se desarrolla un drama en el resto del capítulo. Lo encuentro tan maravilloso y mi corazón se llena con anhelos de ver a la iglesia recibir conocimiento del cielo sobre los asuntos que la rodean. ¿Será posible ser tan alumbrada en estos tiempos? No veo ninguna razón de por qué no.



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