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Lowell Brueckner

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La imagen cuádruple

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El libro del profeta Daniel

“… ¡quienes cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego!”
Hebreos. 11:33, 34

Capítulo 2:24-49                               La imagen cuádruple

24.  Después fue Daniel adonde estaba Arioc, a quien el rey había designado para dar muerte a los sabios de Babilonia. Fue y le habló así: No des muerte a los sabios de Babilonia; llévame ante el rey, y declararé al rey la interpretación. 
25.  Entonces Arioc se apresuró a llevar a Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado a un hombre entre los deportados de Judá que dará a conocer al rey la interpretación. 
26.  El rey respondió, y dijo a Daniel, a quien llamaban Beltsasar: ¿Eres tú capaz de darme a conocer el sueño que he visto y su interpretación? 
27.  Respondió Daniel ante el rey, y dijo: En cuanto al misterio que el rey quiere saber, no hay sabios, encantadores, magos ni adivinos que puedan declararlo al rey. 
28.  Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y Él ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días. Tu sueño y las visiones que has tenido en tu cama eran éstos: 
29.  A ti, oh rey, en tu cama te surgieron pensamientos sobre lo que habrá de suceder en el futuro, y el que revela los misterios te ha dado a conocer lo que sucederá. 
30.  En cuanto a mí, me ha sido revelado este misterio, no porque yo tenga más sabiduría que cualquier otro viviente, sino con el fin de dar a conocer al rey la interpretación, y para que tú entiendas los pensamientos de tu corazón. 

¿Quién, si no Dios mismo, podría juzgar entre todos los grandes hombres del Antiguo Testamento y nombrar a tres de ellos, excepcionales guerreros de oración? Tenían, de forma especial, poder delante de Su trono. Por medio de Ezequiel menciona a estos: Noé, Job y Daniel (Ez.14:14,20). Ya hemos visto algunas de las asombrosas cualidades espirituales de este joven, Daniel. En la lección anterior, notamos su discreción y sensatez.


Por medio de la oración, el Señor compartió con Daniel el sueño que Él había dado a Nabucodonosor y, armado con esta sorprendente revelación, ya está preparado para presentarse delante del hombre más poderoso en la tierra. ¿Cómo puedo explicar lo que Dios ha puesto ante nosotros en esta porción de las Sagradas Escrituras, y escribir sobre la sobrenatural unción que tenía este hebreo, quien ahora está en la presencia del monarca babilónico? Confío que Dios, el Espíritu Santo, que está con Daniel, impresione nuestro espíritu y mente, con la realidad divina presente en esta revelación.

Tenemos que ver también el importante significado del sueño; es una de las claves para poder entender el mundo y su sistema, que es un factor básico de la profecía. Por eso, en esta primera profecía del libro, nos es revelado cómo Dios ve el imperio babilónico en la historia. También habla de tres futuros poderes políticos y continúa hasta muchos siglos después, hasta los tiempos finales. Además de ser el portavoz de Dios en su día, Daniel tiene un mensaje para todos aquellos que, en cualquier época, se interesan en Su plan.

Daniel rogó al capitán de la guardia y verdugo principal por la vida de todos los hombres que tenían una posición espiritual, aunque habían fracasado miserablemente a su emperador. Le pidió una entrevista con el rey, asegurándole que llevaba con él el sueño de Nabucodonosor y su interpretación. Arioc no perdió tiempo y se apresuró a llevar Daniel delante del trono real. Al tener delante de nosotros esta asombrosa revelación de la Palabra de Dios, podemos juntarnos con él allí.

Arioc le presentó oficialmente: “He hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación”. El capitán estuvo dispuesto a arriesgar su vida, interrumpiendo el horario real, convencido de que Daniel no iba a fallar delante del rey. Nabucodonosor se dirigió al hombre que había conocido como Beltsasar, nombre que le había sido dado a Daniel en honor al dios de Nabucodonosor.

Nota que el rey mismo se encargó, como había hecho con los otros magos, de que Daniel le diera el sueño y la interpretación. Especialmente, para saber acerca del sueño, que Nabucodonosor no había contado a nadie, hacía falta una revelación sobrenatural. Este siervo de Dios empezará exaltando a su Señor, presentando sus incomparables virtudes y hablando de Su interés en los asuntos del hombre. Ésta es la prioridad sobre los detalles del sueño: primeramente, presentar al Dios del sueño y después el sueño mismo.

El Dios de Daniel es único en omnisciencia. Él habla del eterno Dios del cielo, que conoce el futuro como si fuera historia; que no solamente sabe acerca de lo que acontecerá, sino que, soberanamente, Él es quien lo planea. Él mora en una soledad asombrosa, donde no tiene consejeros: “Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiere hace” (Sal.115:3). Lo hará de la manera que Él quiere: “Mi designio se cumplirá y haré todo mi deseo” (Is.46:10).

Ninguno de los expertos, paganos e idólatras, de Nabucodonosor pudieron penetrar en el lugar de Su trono. La única razón por la que reveló este plan a Daniel, es porque quería que contase la interpretación al rey. Él quiso que él conociera el Dios que revela Sus secretos a los hombres. Es lo que hizo al darle este sueño, eligiéndole a él como el canal por medio del cual iba a revelar el futuro de la historia mundial y sus reinos: “El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden revelar al rey”, Daniel empieza diciendo. Usa el término “al fin de los días”, para referirse, específicamente, a los días del Mesías, que está incluido en el sueño.

Antes de continuar, Daniel tiene que explicar una cosa más. Tiene que asegurarse de no recibir la gloria por estar involucrado en el asunto. Es esencial que cada hombre o mujer de Dios aclarare, absolutamente, que en sí mismo jamás podría tener la capacidad de funcionar en las cosas sobrenaturales. Pedro dijo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto, o por qué nos miráis así, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiéramos hecho andar?” (Hch.3:12). Daniel toma su posición finita en el terreno común de todo ser humano. Dios no compartirá Su gloria con nadie.   

31.  Tú, oh rey, tuviste una visión, y he aquí, había una gran estatua; esa estatua era enorme y su brillo extraordinario; estaba en pie delante de ti y su aspecto era terrible. 
32.  La cabeza de esta estatua era de oro puro, su pecho y sus brazos de plata, y su vientre y sus muslos de bronce, 
33.  sus piernas de hierro, sus pies en parte de hierro y en parte de barro. 
34.  Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó. 
35.  Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de ellos. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra. 
36.  Este es el sueño; ahora diremos ante el rey su interpretación. 

Este fue el sueño dado a Nabucodonosor y revelado a Daniel, como una contestación a la oración. Es la visión de una imagen enorme con un brillo extraordinario. Cualquiera que lo viera tendría temor.

La estatua estaba formada con varios metales. Su cabeza era de oro puro; su pecho y sus brazos de plata; y su vientre y muslos de bronce. Sus piernas eran de hierro; y los pies, de hierro y barro (era el único elemento que no era metal). El barro demuestra la debilidad inherente en la imagen. Casi, literalmente, era el “talón de Aquiles”.

Dios, no solamente mostró a Daniel la imagen, sino que también él vio al rey mientras soñaba. Habló de la última parte del sueño y la enfatizó: “Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos…” La imagen había sido moldeada como lo son los metales, por medio de funciones humanas, pero ninguna acción humana había estado involucrada en la Piedra. Es una obra del mismo Omnipotente, procediendo contra la imagen. Según nos enseña un principio divino, la Piedra es pequeña a los ojos de los hombres, comparada con la gran estatua, pero con un poder más allá del que parece tener.

La Piedra golpeó sobre los pies de la imagen y afectó a todo el cuerpo; las piernas, los muslos, el vientre, los brazos, el pecho y la cabeza, fueron inmediatamente desmenuzados. El cuerpo quedó totalmente convertido en polvo, y tan ligero como el tamo, fue llevado por el viento “sin que quedara rastro alguno”.

“Y la piedra…”, revoluciona y transforma la historia. La Palabra de Dios, en pocas palabras, habla de un acontecimiento que cambia el mundo para siempre. La Piedra, misteriosamente, crece hasta convertirse en un gran monte, que cubre todo el globo terráqueo. Solamente nos podemos imaginar la atención ininterrumpida y la reacción del emperador, mientras Daniel, correctamente y con detalles vívidos, describe de nuevo su sueño. Daniel concluye: “Este es el sueño; ahora diremos ante el rey su interpretación”. 

“Diremos…”, expresa plural porque sus tres compañeros oraban con él. Daniel compartió la reputación obtenida por la interpretación del sueño con ellos, demostrando humildad y un espíritu generoso. Desarrolló la interpretación que Nabucodonosor tanto anhelaba saber, empezando con la revelación de la cabeza de oro. 

37.  Tú, oh rey, eres rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino, el poder, la fuerza y la gloria; 
38.  y dondequiera que habiten los hijos de los hombres, las bestias del campo o las aves del cielo, Él los ha entregado en tu mano y te ha hecho soberano de todos ellos; tú eres la cabeza de oro. 
39.  Después de ti se levantará otro reino, inferior a ti, y luego un tercer reino, de bronce, que gobernará sobre toda la tierra. 
40.  Y habrá un cuarto reino, tan fuerte como el hierro; y así como el hierro desmenuza y destroza todas las cosas, como el hierro que tritura, así él desmenuzará y triturará a todos éstos. 
41.  Y lo que viste, los pies y los dedos, parte de barro de alfarero y parte de hierro, será un reino dividido; pero tendrá la solidez del hierro, ya que viste el hierro mezclado con barro corriente. 
42.  Y así como los dedos de los pies eran parte de hierro y parte de barro cocido, así parte del reino será fuerte y parte será frágil. 
43.  En cuanto al hierro mezclado con barro corriente que has visto, se mezclarán mediante simiente humana; pero no se unirán el uno con el otro, como no se mezcla el hierro con el barro. 

El libro de Apocalipsis men-ciona siete poderosos imperios mundiales, empe-zando con Egipto, Asiria y, después, estos que están ante nosotros ahora (Ap.17:10). Dios había puesto al emperador en una posición única. Nabuco-donosor es un rey de reyes, con reyes tributarios sometidos a él, pero él reina como el monarca supremo. Tiene un poder guberna-mental más alto que cualquier otro que se haya levantado después. Por lo menos, así será hasta que aparezca el dictador final del mundo.

Dios mostró a Nabucodonosor los reinos finales, empezando con el imperio presente, el de Babilonia. Nosotros, igual que el rey, tenemos que aprender que él está bajo el reino soberano del Omnipotente; no tiene nada fuera del permiso divino. Él reina sobre los hombres y, como le fue designado a Adán en el principio, también es responsable del reino de animales y aves. Dará cuenta al Creador por la manera en que trata la naturaleza. En su libro, Jeremías confirma este nombramiento (Jer.27:4-8).

El reino babilónico sobresale entre todos los demás en cuanto a la pureza de su dictadura, siendo Nabucodonosor la cabeza, pero también por la magnificencia de la ciudad. A éste le sigue el imperio medo-persa, a un nivel inferior a los babilonios, ya que su gobierno central había quedado debilitado por la independencia de sus provincias. Alejandro Magno conquistó, poderosamente, convirtiéndose en el emperador de Grecia,, pero su misma vida fue muy corta y las naciones conquistadas fueron divididas en manos de sus cuatro sucesores.

Finalmente, el imperio romano fue formado por un ejército poderoso, pero con una cultura débil. La religión y cultura griegas continuaban dominando todo el mundo romano. Por favor, observa que no menciona un quinto reino, sino que los pies y los dedos están unidos a las piernas. Quizás podamos decir que el imperio romano sigue existiendo hoy en la sociedad europea y que volverá a dominar el mundo en los últimos tiempos.

Los pies y los dedos están formados por una mezcla de hierro con barro, pero no están unidos por medio de ninguna reacción química. No están fusionados, sino débilmente mezclados, sin ataduras comunes. El texto deja claro que son una alianza de naciones, unas fuertes y otras débiles, divididas en esencia, pero coexistiendo juntas sin mucha rigidez.

Dios presentó estos poderes mundiales como una solo imagen, y los trata como si fueran uno. Es importante entenderlo, porque aprenderemos que, al menos una vez, se referirá a dos diferentes cabezas de gobierno como si fueran una. Esto lo veremos después.

Los grandes imperios del hombre están unidos en un sistema terrenal al que podríamos denominar, El reino del anticristo. Tienen una cosmovisión con una meta principal y negativa, pero también con un propósito positivo; están unidos en oponerse al Reino de Dios: “Se levantan los reyes de la tierra, y los gobernantes traman unidos contra el SEÑOR y contra su Ungido, diciendo: ¡Rompamos sus cadenas y echemos de nosotros sus cuerdas!” (Sal.2:2-3) Al hacerlo, su propósito es la deificación del hombre; la creación de superhombres. “Seréis como Dios,” (Gé.3:5). Muchos gobernantes han adoptado esta posición, dirigidos por el ángel caído, Lucifer.

44.  En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre, 
45.  tal como viste que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha hecho saber al rey lo que sucederá en el futuro. Así, pues, el sueño es verdadero y la interpretación fiel. 
46.  Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, se postró ante Daniel, y ordenó que le ofrecieran presentes e incienso. 
47.  El rey habló a Daniel, y dijo: En verdad que vuestro Dios es Dios de dioses, Señor de reyes y revelador de misterios, ya que tú has podido revelar este misterio. 
48.  Entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos y espléndidos regalos, y le hizo gobernador sobre toda la provincia de Babilonia y jefe supremo sobre todos los sabios de Babilonia. 
49.  Por solicitud de Daniel, el rey puso sobre la administración de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y a Abed-nego, mientras que Daniel quedó en la corte del rey. 

Aprenderemos mucho más sobre la formación de esta imagen, especialmente la fase final, representada por los pies, al continuar el estudio de Daniel. Nos referiremos al libro de Apocalipsis para recibir más luz sobre el asunto. Todavía, hoy en día, no es evidente el cumplimiento de la etapa final, aunque quizás ya está empezando. Es un reino del último tiempo o, hablando en términos modernos, un gobierno, al cual el Señor del cielo responderá con la formación de Su reino sobre la tierra.


El Reino de Dios sobre la tierra será un reinado indestructible e invencible, regido por un Rey inmortal. Nadie tomará Su lugar. Él descenderá del cielo con poder indescriptible, como la respuesta a las oraciones de Su pueblo, y golpeará el gobierno existente de fierro-barro, gobernado por el anticristo y el falso profeta, y les arrojará en el Lago de Fuego. El sistema entero del hombre se desintegrará y Cristo tomará Su trono. “El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo y Él reinará por los siglos de los siglos” (Ap.11:15). Él reinará sobre la tierra por mil años y seguirá reinando en la eternidad. Las Escrituras proféticas claramente predicen estos eventos. “El sueño es verdadero y la interpretación fiel.”

Dios eligió al rey Nabucodonosor para compartir con él el futuro de los imperios. Él ha escuchado a Daniel con una atención cautivada, pero al llegar al punto culminante, cae prostrado en el suelo, afectado y sobrecogido por la realidad de la verdad eterna. El único hombre de Dios que había encontrado, aparte de Daniel, era Jeremías, que le trató con amabilidad (Jer.39:11-14). Con una mentalidad pagana, él honra a la persona de Daniel, como el representante de su Dios, pero, como nunca jamás en toda su vida, reconoce la realidad del Señor soberano sobre todo: “En verdad que vuestro Dios es Dios de dioses, Señor de reyes y revelador de misterios, ya que tú has podido revelar este misterio." 

Daniel es alzado para tomar el lugar que Dios habia provisto para él, sea sobre toda la provincia de Babilonia, la provincia central del imperio. También es promocionado ser "el secretario" del "Departamiento de Asuntos Religiosos". El rey dio regalos y honores a Daniel y él pidió que estos honores también fuesen compartidos con los que el rey había llamado Sadrac, Mesac, y Abed-nego. Sin empargo, el lugar de Daniel estaba con el rey, como miembro del gabinete real. 







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